martes, 28 de diciembre de 2010

Increibles plantando

Increibles Empecé mi vida adulta en Río de Janeiro. En mi primer departamento sólo tuve un potus y un palo de agua que me había dejado mi mamá. Los cuidaba por amor a ella porque yo carecía, en ese entonces, de necesidad de verde propio. En los trópicos el verde está donde uno ponga los ojos y la mayoría de los muchos lugares en donde viví en esos años estaba literalmente en el medio de la mata.

Lo único verde que extrañaba cuando vivía en Río eran las verduras, sobre todo la lechuga. No porque no existiesen en el mercado, sino porque las lechugas cariocas de aquellos tiempos llegaban a la venta un tanto mustias del calor. Tampoco era fácil conseguir hinojos, apios, espárragos, repollitos de bruselas, alcaparras o alcauciles. Así que un día, decidí que valía la pena tener plantas si fuese para comérselas y se me ocurrió hacer una huerta. Como no tenía ni siquiera un balcón apelé a mis amables vecinos del departamento de enfrente que tenían un simpático patiecito.

Mis amigos Roberto y Flor abrazaron el proyecto y compartieron conmigo su patio y mis primeras experiencias de huerta. Usamos como maceteros unos cajones de frutas que nos conseguimos por ahí y plantamos sólo comestibles hasta que un ejército de termitas descubrió la madera de los cajones y puso fin a nuestro emprendimiento. No conseguimos cosechar ni una hojita de lechuga para la ensalada.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Yuyos Cultivar un Bonsái

Yuyos Para cultivar de forma apropiada uno de estos árboles en miniatura hay que conocer algunas sencillas técnicas. Llevarlas a cabo en el momento preciso y de la forma adecuada permitirá que el bonsái tenga una larga vida. El trasplante, el riego y el abonado, son las operaciones que contribuyen al buen mantenimiento de esta especie vegetal. Cómo transplantar un bonsái El trasplante es imprescindible para fomentar la buena salud del árbol. Se trata de una tarea muy útil porque, con el transcurso del tiempo, es preciso renovar la tierra en la que crece. Esto se debe a que los componentes nutritivos se agotan y las raíces se desarrollan en exceso. Un trasplante se realiza con una periodicidad de 2 a 4 años, dependiendo de la fase en la que se encuentre el bonsái. Cuando se halla en etapa de crecimiento, basta con dejar pasar un año. Si está en etapa de madurez, es suficiente con trasplantarlo cada 3 ó 5 años. Se suele llevar a cabo en la primavera, sobre el mes de marzo. Esta técnica consiste en eliminar una tercera parte de las raíces y en sustituir el sustrato por uno nuevo. Es muy importante que el tiesto tenga algún orificio que permita el drenaje. Cuando se haya realizado el trasplante, el bonsái requerirá unos cuidados especiales, ya que sus raíces habrán sufrido. Por ejemplo, se ha de mantener alejado de las corrientes de aire y de la luz directa en las próximas tres semanas. El siguiente riego se hará cuando se empiece a secar la superficie del sustrato y no se tiene que abonar o fertilizar durante este tiempo. El riego El riego es uno de los trabajos más relevantes en el cultivo de un bonsái. La mayor parte de los fracasos a la hora de cuidar uno de estos árboles derivan de un exceso de agua que origina que las raíces se pudran. Hay que comenzar a proveer de agua a la planta cuando se observe que las primeras capas de la tierra están secas. Así, de echará abundante líquido, hasta que salga por los agujeros de la base de la maceta. Resulta perfecto regar usando agua reposada, es decir, contenida en un recipiente durante 24 horas para que se evapore el cloro y esté a temperatura ambiente. Muy beneficioso es el pulverizado como complemento del riego. Abonado El bonsái encuentra los componentes nutritivos en el suelo. Al desarrollarse en un espacio muy reducido, es necesario fertilizar el sustrato periódicamente para evitar las posibles carencias de nutrientes. Para que la planta pueda completar su proceso vital necesita tres componentes básicos o macroelementos: nitrógeno, fósforo y potasio. El primero, acelera el crecimiento y aumenta la producción de semillas, hojas y frutos. El fósforo prepara a la planta para resistir condiciones adversas. Y el potasio aumenta la resistencia frente a las enfermedades. Otros que también precisa en menor cantidad son el magnesio, el azufre, el calcio, el hierro, el cobre, el cinc, el cloro, el boro y el manganeso. La tierra especial para el cultivo de bonsáis tiene elementos secundarios en cantidad suficiente, pero sí que requiere un aporte extra de macroelementos. Los abonos más recomendables son los complejos 5N- 10P- 10K o 2N- 10P- 10K. Algunos consejos a seguir son, no fertilizar en verano o invierno y reducir la dosis de nitrógeno que se aplica a una planta con follaje exuberante. Además, los bonsáis de hoja caduca se abonan después de que hayan aparecido los nuevos brotes. Las de hoja perenne, dos veces al mes y las de flores y frutos antes de que estos se marchiten. Técnicas de envejecimiento La vejez es uno de los atributos más apreciados de un bonsái. Las técnicas del 'Jin' y en 'Shari' contribuyen a aumentar esta apariencia. Un 'Jin' es una zona de madera muerta en la extremidad del tronco o de las ramas. Un 'Shari' es un área de madera muerta en cualquier parte de árbol. Para crear un 'Jin' se eligen ramas que se deben eliminar. Después, se deja la madera al descubierto, sacando la corteza. Para acelerar este proceso, se limpia la madera al descubierto con una mezcla de azufre y cal al 50%. Hay que poner cuidado en no dañar las partes sanas del bonsái.